Después de las elecciones, Argentina posiblemente tire algunas medidas económicas "de centro" al caldero que es su economía. Eso, más allá de que la encargada de revolver la olla sea Silvia Batakis al frente del Ministerio de Economía en un gobierno de Daniel Scioli, o uno de los hombres del PRO de Mauricio Macri. Cuán alto va a ser el guiso que se cocina, es algo que aún está por verse.
Los candidatos y sus equipos ya fueron telegrafiando las posibles medidas concretas que podrían aplicar para impulsar la expansión y limitar la inflación. Es un conjunto un poco nebuloso de devaluación moderada, blanqueo de capitales, rebajas leves de impuestos, ajuste de tarifas de servicios y un acercamiento al FMI y a los holdouts. O sea, como una pisada del freno a todo lo que fue la política económica en la década anterior.
Algunos como yo tenemos curiosidad sobre qué va a pasar con tres cosas en particular: cómo se va a apuntalar la productividad, en qué medida se va a continuar con una normalización monetaria muy incipiente que podría existir (hace poco el BCRA subió las tasas de interés), y qué van a hacer para controlar abusos de precios de parte de comercios que busquen pescar en río revuelto.
Una cosa importante va a ser la interacción entre la Casa Rosada y el Congreso. De esto ya se viene hablando y yo lo que creo es que los legisladores van a fiscalizar lo que mande el Ejecutivo con distintos grados de intensidad. En general las cosas van a ser aprobadas, siempre que encajen con la temática Nac & Pop que se arraigó desde el colapso del 2001-2002. También puede haber tironeos y pavadas por mala comunicación, lobbies, etc.
Una política de centro a la olla quizá mejore un poco al sector privado y no tanto al sector público/protegido, pero marginalmente, porque los cambios serían moderados. En conjunto, la economía andará parecido a cómo está ahora. Tal vez no con tanto estancamiento e inflación como prevé el FMI, pero tampoco con la pujanza de hace unos años. Che capaz le pifio con esto, así que voy a ir al Luna Park este domingo a ver de cerca y entender mejor.
Imagen: el juego "Cauldron" de la Commodore 64. Horas y horas.
Los candidatos y sus equipos ya fueron telegrafiando las posibles medidas concretas que podrían aplicar para impulsar la expansión y limitar la inflación. Es un conjunto un poco nebuloso de devaluación moderada, blanqueo de capitales, rebajas leves de impuestos, ajuste de tarifas de servicios y un acercamiento al FMI y a los holdouts. O sea, como una pisada del freno a todo lo que fue la política económica en la década anterior.
Algunos como yo tenemos curiosidad sobre qué va a pasar con tres cosas en particular: cómo se va a apuntalar la productividad, en qué medida se va a continuar con una normalización monetaria muy incipiente que podría existir (hace poco el BCRA subió las tasas de interés), y qué van a hacer para controlar abusos de precios de parte de comercios que busquen pescar en río revuelto.
Una cosa importante va a ser la interacción entre la Casa Rosada y el Congreso. De esto ya se viene hablando y yo lo que creo es que los legisladores van a fiscalizar lo que mande el Ejecutivo con distintos grados de intensidad. En general las cosas van a ser aprobadas, siempre que encajen con la temática Nac & Pop que se arraigó desde el colapso del 2001-2002. También puede haber tironeos y pavadas por mala comunicación, lobbies, etc.
Una política de centro a la olla quizá mejore un poco al sector privado y no tanto al sector público/protegido, pero marginalmente, porque los cambios serían moderados. En conjunto, la economía andará parecido a cómo está ahora. Tal vez no con tanto estancamiento e inflación como prevé el FMI, pero tampoco con la pujanza de hace unos años. Che capaz le pifio con esto, así que voy a ir al Luna Park este domingo a ver de cerca y entender mejor.
Imagen: el juego "Cauldron" de la Commodore 64. Horas y horas.
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